Una crisis sigue a otra. Es difícil de soportar.
Podrías desconectar, apagar. Mientras tanto, esto es necesario para la autoprotección. A la larga, nos volvemos como niños pequeños, que se creen invisibles si se tapan los ojos.
Uno puede estar al tanto de toda la información, lo probable y lo improbable.., y deja que llueva sobre ti. La depresión o los ataques de pánico serían el resultado.
Se percibe el peligro de las condiciones adversas, pero sin miedo, ansiedad o preocupación.
Mary Ward provoca una actitud en el centro: Ver las cosas como son, no ocultar nada, no pasar por alto nada, sin dejar que te asuste, no dejes que te preocupe, al menos no existencialmente, o como mucho a una sana inquietud.
También revela de dónde procede esa libertad interior: Confía serenamente en que Dios hará su voluntad.
Hna. Ursula Dirmeier CJ