Como dice San Pablo, así decimos las Hermanas Jubilares: «Lo que no ha visto el ojo y no ha llegado a nuestros oídos, eso nos ha preparado Dios»
El tiempo pasado en Italia fue un tiempo de gracia. Tiempo en el que pudimos ver lugares maravillosos. Visitamos muchas basílicas como la Basílica de San Pedro, San Marcos, San Juan de Letrán, Santa María la Mayor, Santa Cecilia, San Antonio de Padua, San Leopoldo, San Francisco, Santa Práxedes, Santa María Goretti, la Basílica de San Pablo extramuros, San Ignacio de Loyola, las habitaciones de San Ignacio y su tumba, la Escalera Santa, etc. Tuve el honor y la gracia/don de hacer ejercicios espirituales con el P. Iosif Șandoru SJ en Vicenza donde las hermanas nos acogieron con la sonrisa en los labios y los brazos abiertos. Que el Señor les recompense por sus cuidados especiales durante todo el tiempo que pasamos allí, y prometimos rezar por el P. Iosif Șandoru SJ.
Tuvimos experiencias profundas, a veces nos quedamos sin palabras ante lo que vimos, oímos y experimentamos. También tuvimos la oportunidad de conocer a las Hermanas de Rovereto, que nos acogieron con gran amor. Que Dios recompense su hospitalidad.
La peregrinación tras las huellas de Mary Ward nos ayudó a conocerla y a aprender más sobre nuestra fundadora. Fuimos transportadas a su tiempo cuando vino a Roma con sus compañeras por primera vez para recibir la aprobación de la forma de vida del Santo Padre.
Habría mucho que decir, podríamos escribir un libro entero sobre nuestra peregrinación a Roma, pero concluimos este pobre testimonio agradeciendo a nuestros superiores este extraordinario regalo con ocasión de nuestras bodas de plata. Por último, pero no por ello menos importante, damos gracias a Dios por haberlo hecho posible.
Escrito por Mihaela Zediu CJ LEP