El Covid-19 llegó y casi sin darnos cuenta nos invadió y se transformó en Pandemia. Nos sorprendió, avanzó y por momentos nos paralizó. Sin embargo, con el correr del tiempo también pudimos descubrir que se transformó en una importante oportunidad de “encuentros”, no presenciales, pero aun así cargados de vida y de sentido. Y empezamos a confiar en que también esto tiene una finalidad para nuestro bien. Es así como el Día de Pentecostés, un grupo de hermanas sentimos la necesidad e inspiración de aprovechar la virtualidad para conocernos y encontrarnos como familia de Mary Ward (CJ-IBVM) en vistas a la inminente “unión” de las ramas. Esto se produjo con acuerdos comunes: encontrarnos al menos una vez por mes para compartir nuestros procesos personales, nuestros apostolados, nuestros miedos y también nuestras certezas. Por medio de Zoom nos reunimos hermanas de América Latina, Italia, España y Eslovaquia teniendo como el español y portugués como idiomas comunes.
Y desde entonces, estos encuentros se han transformado en un espacio de libertad, de escucha generativa, de encuentro entre distintas generaciones y una riqueza en la diversidad de culturas y de experiencias de distintas etapas de vida. Todo nos ha posibilitado conocernos más, recrearnos e iluminarnos unas con otras, así también conocernos en las diferencias y respetarnos en ellas. En ese sentido este compartir entre las dos ramas nos ha ayudado a cuidar de nuestra vocación personal, revitalizándonos de nuevas energías, como así también nos permitió confirmar, que es “más” lo que nos une, que lo que nos diferencia.
El trayecto de este año inusual de pandemia nos ha permitido estar juntas, como hermanas de una misma familia, escuchando los distintos clamores de nuestro pueblo y conocer la realidad alrededor del mundo. La compasión ante tanto sufrimiento se hizo tangible a partir de los ojos de nuestras hermanas que ahí están presentes, haciendo resplandecer el rostro de Cristo misericordioso con la ayuda a tantas personas necesitadas. Tomamos una vez más las palabras de Mary Ward y nos decimos: No nos apuremos por lo que no podemos remediar, como es estar expectantes en este tiempo de pandemia, pero si confiamos en que todo lo vivido y compartido tuvo, tiene y tendrá una finalidad para nuestro bien. El año 2021 nos volverá a encontrar a través de una pantalla, pero nos seguirá permitiendo reconocer rostros, poner nombres y enriquecernos mutuamente en un espacio vital y sagrado.
Texto escrito por las hermanas Veraní Ribeiro (Brasil) , Fabiana Ferreira (Brasil) Carmen Boiko (Argentina) y Paula Montano (Chile)