El pesebre de Navidad de este año en la Plaza de San Pedro es una obra de arte que requiere ser descubierta. Fue creada en la segunda mitad de la década de 1960 y retoma temas actuales de la época. De esta manera, construye un puente entre el nacimiento de Jesús, el comienzo del Concilio Vaticano II y la conquista de la luna. Por esta razón, el pesebre de este año también incluye un astronauta.
Fue creado por los alumnos, bajo la guía de sus profesores, en la escuela de arte F. A. Grue de Castelli, muy cerca del macizo montañoso del Gran Sasso en Abruzzo. Esto se evidencia por la franja de luz detrás de las figuras que muestra la silueta de este macizo montañoso. El niño Jesús será expuesto en la víspera de Navidad. Por el momento todavía está escondido bajo una tela roja justo delante del gran ángel. (testo y photo/eka)
El pesebre nos invita a quedarnos, a mirar. No irradia la atmósfera acogedora a la que normalmente estamos acostumbrados ante los pesebres. Es tan inusual y difícil de asimilar, al igual que toda la pandemia del año 2020.
