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Momentos de resurrección en la vida de Mary Ward

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La «Visión de la Gloria», finales de 1609.

Para cada persona hay momentos en su vida que podríamos llamar «momentos de resurrección» – cuando, muy a menudo, después de una experiencia difícil o dolorosa, Dios nos da nueva vida y fuerza, estímulo para avanzar en otra dirección. Podemos reconocer esos momentos en la vida de Mary Ward, que pueden aportarnos ideas a nosotras, sus compañeras, y a la gente que nos rodea.

«Una mañana haciendo mi meditación sin mucho fervor, y nada a mi gusto, al final de ella…. yendo a vestirme según la moda del país y otras circunstancias, mientras me adornaba la cabeza ante el espejo, me sucedió algo muy sobrenatural…. Fui abstraída de todo mi ser, y se me mostró con claridad y certeza inexpresable, que no debía de ser de la Orden de Santa Teresa, sino que estaba determinada otra cosa para mí, que sin comparación alguna daría más  gloria de Dios que mi entrada en aquella santa Orden religiosa. No vi cuál sería ese bien, pero la gloria de Dios que había de venir por ella, se mostró inexplicable y tan abundante que llenó mi alma de tal manera, que permanecí un buen espacio sin sentir ni oír otra cosa que el sonido «Gloria, gloria, gloria»‘.

Mary Ward
Vida en pinturas Nº 22

En el momento en que tuvo esta visión (que duró, según calculó después, unas dos horas) se encontraba en un estado de incertidumbre. La experiencia profundamente dolorosa de ser una hermana marginada en una comunidad francesa de Clarisas, con la seguridad de un jesuita inglés de que era la voluntad de Dios para ella, la había llevado a fundar una nueva comunidad de Clarisas para mujeres inglesas, donde era una hermana contemplativa de clausura. Era feliz allí, esperaba quedarse toda su vida, pero Dios le mostró claramente que no iba a ser así. Regresó a Inglaterra, tal vez después de comentarios negativos sobre las » hermanas mimadas «, para ver lo que Dios podía mostrarle allí sobre hacia dónde la conducía. La «Visión de la Gloria», esa experiencia en Londres, parece, por lo que sabemos de la siguiente etapa, haber sido un momento de «resurrección» -quizás no visto instantáneamente como tal, al igual que la experiencia de los discípulos del Domingo de Pascua trajo el reconocimiento instantáneo de Jesús resucitado. En el caso de Mary, estaba preocupada por una promesa a su confesor que parecía entrar en conflicto con la visión. Pero sabemos que lo siguiente que hizo fue reunir a un grupo de compañeras y volver a San Omer para continuar la misión con ellas y ése fue el punto de inflexión en la historia de su vocación. Ahora estaba positivamente en camino de encontrar la «otra cosa» que Dios quería.

Si miro hacia atrás en mi propia vida, quizás pueda ver un «momento de resurrección» similar, de nuevo comienzo, de nueva manera de buscar el camino de Dios para mí, que podría ayudar a otras personas a reconocer lo que está sucediendo en sus vidas. La misión de Mary Ward fue vivida con los otros. Mi misión, también, es un viaje que no se hace sola.

Hna. Patricia Harriss CJ

Carla Bellone