Una reflexión final.
De todo lo que hemos considerado de la vida de Mary Ward, podemos ver que los «momentos de resurrección» son más que simplemente el don de la alegría en el Señor después de tiempos difíciles – aunque, como en su propia historia, la vida resucitada viene después del sufrimiento. Para Él, la muerte y la resurrección en la primera Pascua significaron un nuevo comienzo, relacionándose con sus amigos y seguidores, estando presente con ellos, de una manera nueva, ya no limitada por el tiempo y el espacio. Los momentos de resurrección en la vida de Mary Ward fueron regalos para nuevos comienzos, de una visión más clara de lo que había aprendido a través de la experiencia pasada, y su significado en el plan de Dios para ella y para su Instituto; aliento y fuerza para seguir adelante, a pesar del sufrimiento; un recordatorio de que Dios nos pide que hagamos nuestra parte, que Él trabaja con y a través de nosotras, especialmente en tiempos de dificultad. No basta con amarle y confiar en Él, como descubrió Mary Ward en Anger. Podemos compartir esos momentos, viendo cómo pueden ayudarnos a ver paralelismos en nuestras propias vidas.
Dediquemos hoy algún tiempo a reflexionar sobre su experiencia, y sobre la nuestra, rezando para que podamos ver lo que Él nos muestra ahora a través de ella, y seamos fieles, como lo fue ella, hasta que lleguemos también nosotras a la plenitud de la Resurrección.
Hna. Patricia Harriss CJ
