¿Quién es esta mujer? ¿A dónde va?
“Oh toma mi mano y camina conmigo. Ven y canta mi canción.”
Estas palabras nos impulsaron gentilmente a unirnos a Mary Ward y continuar su viaje confiadas de que Dios la había elegido a ella y a su compañía para algo más grande que le daría mayor gloria a Dios.
Esta determinación fue como el “fuego ardiendo” (Jer 20:9) en su corazón así como lo experimentó el profeta Jeremías, el cual era imposible de apagar. Sus acciones fueron audaces y se hicieron escuchar. Ella partió con fe ilimitada y esperanza inquebrantable en sus obras para dar gloria a Dios. Ella permanecía tranquila y serena cuando se le presentaban dificultades. Se dirigía a Jesús en oración y hablaba con Él mientras hacía el bien, consultándole constantemente como un “amigo de amigos”. Caminó silenciosamente durante muchos años sin prestar demasiada atención a todos los desafíos que obstaculizaban sus pasos. Deirdre Browne, IBVM, en su obra maestra nos recuerda que debemos desafiarnos a nosotras mismas para ir más allá de nuestra zona de confort y ampliar el horizonte. Si Mary Ward estuviera aquí físicamente con nosotras, estaría orando para que sus pies caminen hacia las periferias y convertirlas en el centro de su vida y servicio. ¡Ella nos invita hoy a hacer lo mismo!
Nos propusieron escribir esta reflexión juntas, yo en Sudán del Sur y dos hermanas de una comunidad CJ en Ucrania. Dos países en dos hemisferios que comparten una esperanza de paz. La comunicación ha sido un desafío, no tan diferente de la época de nuestras primeras hermanas. Desafortunadamente, el servidor de Internet moderno no pudo funcionar bien en estas dos zonas y no fue posible compartir por escrito nuestro sentir de forma colaborativa. La realidad en ambos países sigue siendo cruda y dura. Nos quedamos atónitas y en silencio y conmocionadas al ver cómo se valora menos la vida humana y no se respeta la dignidad humana. Las mujeres y los niños son los más vulnerables en todas las situaciones de los países. Cada día es una lucha para los pueblos. Como Mary Ward, las mujeres de estas comunidades se enfrentan constantemente al desafío de prácticas injustas arraigadas en nuestras sociedades.
Además de hacer nuestra parte para erradicar estas injusticias, seguimos siendo una presencia entre nuestra comunidad y siendo uno con ellos en sus sufrimientos. Con toda nuestra fragilidad y vulnerabilidad, con la fe puesta en Jesús y siguiendo la valentía de Mary Ward, permitimos que “La fuerza del Espíritu, el amor de nuestro Señor…” nos mantengan en la propagación del Evangelio de la justicia y la paz.
Para la reflexión
En ‘Guíanos Mary Ward’ hay una fuerte invitación a movernos mental y físicamente: ¿A dónde me llevarían mis pies si me dejo inspirar por el espíritu de Mary Ward?
¿Qué podría aumentar mi valentía para emprender, como Mary Ward con determinación inquebrantable?
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