Entrevista con la Hna. Adina Bălan, coordinadora de Talitha Kum para Europa.

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La Hna. Adina Bălan, miembro de la Provincia Latino Europea (LEP) ha sido nombrada nueva coordinadora de Talitha Kum para Europa. Le hemos pedido que nos hable un poco más de la organización y de su nueva misión

¿Podría hablarnos un poco más de Talitha Kum y su misión?

Talitha Kum es una red de religiosas creada en 2009 en colaboración con la Unión Internacional de Superioras Generales (UISG) como iniciativa internacional contra la trata y la explotación de las personas.

Como estructura, el objetivo principal de Talitha Kum es promover la colaboración entre las redes que actualmente están organizadas a nivel nacional, regional y continental. Cada red es única en su identidad y opera dentro de su propio país o región. A nivel internacional, Talitha Kum apoya el desarrollo de capacidades y la formación de redes y miembros, y facilita el intercambio de información, recursos y experiencias.

En la actualidad, las redes de Talitha Kum están activas en los 5 continentes coordinando los esfuerzos contra la trata de 50 redes intercongregacionales organizadas a nivel nacional-local y 10 redes que incluyen la coordinación conjunta de varios países a nivel regional.

¿Cuál es su misión actual en Talitha Kum?

Desde abril de 2023 he sido nombrada coordinadora de Talitha Kum por Europa. En este trabajo, mi misión es apoyar el crecimiento y el desarrollo de las redes Talitha Kum en todas las regiones de Europa, difundiendo y modelando buenas prácticas, facilitando el intercambio de experiencias, información y noticias internacionales, y acompañando a las redes nacionales o locales en sus iniciativas de incidencia y, si es necesario, coordinar y animar el establecimiento y la formación de nuevas redes Talitha Kum. Actualmente hay 6 redes europeas, 9 subgrupos de una red nacional y 24 contactos nacionales de una red regional/continental.

¿Qué esperanzas tiene en esta nueva misión?

Yo sólo represento una pequeña parte de la misión mundial de lucha contra la trata de personas. Sin embargo, como representante regional de Europa, sueño con más reuniones internacionales para nuestros miembros, especialmente para los que luchan en las zonas más remotas y a veces quedan al margen por las barreras lingüísticas. Espero que a través de nuestra defensa, sus voces, junto con las de las víctimas, puedan llegar a quienes controlan los cambios sistémicos necesarios y garantizan que se respeten los derechos y la dignidad de cada persona.

¿Cuáles son los retos a los que la organización se enfrentará en los próximos años?

Para mí, los mayores retos a los que nos enfrentamos en Europa son la detección, la investigación y el enjuiciamiento. La trata de personas florece de un país a otro a causa del retraso de los procedimientos y de centrarse en las víctimas y no en los traficantes y en la legislación. También hay retos relacionados con la protección de las víctimas, principalmente en relación con la falta de servicios disponibles y de financiación continua. No puedo ignorar aquí la constante disminución de las congregaciones religiosas y la implicación de sus miembros en este ministerio, cada año más frecuente. Al mismo tiempo, las congregaciones siguen mostrándose reacias a entrar en este campo del ministerio.

¿Qué significa para usted ser parte de esta organización?

No sé por qué, cuando escribo esta respuesta me viene a la mente una cita de Erica Jong. Dice que si no arriesgas nada, arriesgas aún más. Tal vez porque cuando empecé a trabajar con víctimas de la trata de personas en 2009 me vino a la mente una cita de Mary Ward: Quisiera a Dios que todos los hombres entendieran esta verdad, que las mujeres, si quieren, pueden ser perfectas y si no nos hicieran creer que no podemos hacer nada y que no somos más que mujeres, podríamos hacer grandes cosas.

Para mí es una manera de realizar nuestro carisma para las mujeres de hoy, y no sólo para las mujeres sino para los marginados y vulnerables, una manera de acompañarles en su viaje fuera del desierto y del dolor hacia el lugar de la vida.

Carla Bellone